De ahora en adelante

  
 Dejaré reposar mi alma quebrantada,
depositada en huesos,
en carne maltratada,
sobre el cristal de ayer,
ese que contempló 
la sonrisa que hoy me falta,
que me vio protegida entre sus faldas,
la certeza de sentirme a salvo.
Lo arañaré con las uñas del pasado,
para acercarlo lo más posible
a mis días de hoy,
a mi rabia de hoy,
a mi pena convertida en cárcel.
Cuando haya descansado 
mi alma despistada,
espero poder acordarme
de lo que me hizo humana
y me acercó al amor.
De lo que me supo leal
y le dio a ella,
la que hoy tortura mis mañanas,
mi comprensión.
Confío en que llegará 
la sosegada aceptación,
el impulso sano
de hacerme a su persona
y ser capaz de fabricar un molde 
en el que quepamos las dos,
para poder hornear la tarta de mañana.

A.M.G

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